Muéstrenme algo que no pueda ver pero que esté dentro de mí. Esas son las palabras que pienso o que quizás he susurrado antes de iniciar cualquiera de mis viajes que he tenido hasta ahora.
Por hoy, voy a poner mis palabras en una open letter y no tanto en un newsletter, principalmente porque lo que contaré a continuación —sabiendo que cada experiencia es personal y distinta— tiene en mí el efecto de un gran compass anual, precioso durante y después de todas estas veces en las que he podido tomar una dosis.
Honestamente no podría estar hablando de inspiración si no comparto un poco de mi testimonio, porque aunque yo ya perseguía mi camino creativo desde mucho antes, no fue sino hasta la primera vez que me comí un chocohongo en una playa en Puerto Escondido, bajo uno de los últimos atardeceres del 2021, que sentí que la gravedad me apretaba un poquito más a la tierra, escuché la risa deliciosa de mi interior y vi todo con ojos de amor, casi casi literalmente.
A partir de esa tarde quise llevarme la posibilidad de recrear de nuevo muchísimas cosas y, otras tantas, cambiaron para siempre. Fue increíble, porque nunca estuve impaciente por una primera experiencia así, pero fueron aproximadamente 2 años de curiosidad e investigación que me prepararon para que sucediera en el momento, con la compañía y en el lugar perfecto. Es absurdo, pero en momentos en donde se nos aparece con facilidad algo que hemos querido tener por tanto tiempo, todo puede sonar sospechoso y como una potencial mala idea. Ahí mismo volví a confirmar que tener lo que quieres en sincronía es manifestar.
En todas las ocasiones, luego de esperar entre 30 y 40 minutos a que los chocolates o el té hagan efecto, la primera sensación que siempre tengo es como un llamado a agachar la conciencia y meterla por debajito de la tierra. Siempre me guía un zumbido vibrante que es el que me avisa que lo que tengo que ver está abajo —o adentro— de mí, como si ya fuese a empezar la función de una realidad alterada. Mientras esto pasa, las cosas se distorsionan un poco con ese filtro más o menos holográfico que se me hace divertido de ver, con el que ciertamente a veces describen que luce estar bajo efectos de la psilocibina. Cierras los ojos y empiezas a soñar lúcidamente con una energía juguetona, risueña y llena de goce.
Una vez soñé que me montaba sobre un honguito gordo y saltaba usando toda la fuerza de mi corazón junto a una persona a quien le quería pedir perdón, y a cambio, mostrarle el mundo desde bien afuera, con la oportunidad de ver todo lo bello que había ahí dentro al soltar la tristeza. Una cosa inexplicable, porque tenía que abrir los ojos para confirmar que no había sido verdad. En estos sueños he podido hacer preguntas que tengo cotidianamente, pero la mayoría de las veces llegas buscando lo que quieres y terminas viendo lo que necesitas, mientras agradeces y te mueres de risa. También he podido tocar con la puntita del dedo a quien me cuida mientras sueño y ver una ráfaga de momentos más o menos intensa con cada aproximación, como si contemplara la película de mi vida dándome a entender que tendremos un montón de experiencias compartidas. En otra oportunidad estando en una isla de Brasil, la experiencia fue más selvática aún, llena de patrones y figuras que bajaban en un espiral infinito haciendo un túnel en la tierra, pero acá el mensaje fue sobre cómo aprender a abrazar de verdad, aunque nada más y nada menos que explicado con insectos y bichitos. Tan absurdo como suena, entendí que la única manera de conservar con nosotros la presencia de alguien que ya no está en esta vida, era con abrazos largos dados pegando corazón con corazón. A partir de esa vez sólo abrazo de esta manera.
La semana pasada, en mi viaje más reciente en donde me quería calibrar para empezar el 2024, la temática era como si toda la energía universal estuviese dentro de una consola de radio, repleta de miles de emisoras que podías sintonizar y cambiar con mucha facilidad. En esta oportunidad quise sintonizar el pasado y el mensaje del locutor era que podía acceder si lo que buscaba era sanar algo o reconciliarme con alguien, pero no era mi intensión en esta ocasión. También intenté spoilearme, accediendo al futuro para ver al menos hacia donde debería orientar mi energía este año, pero el mensaje fue que esta función estaba bajo mi propia construcción. Sólo me quedaba el presente y lo que tenía para sintonizar era infinito. Libros, curiosidades, viajes, paisajes, hobbies, recetas, la confianza de participar en proyectos ajenos y la capacidad de continuar con dedicación cualquiera de mis inventos. Fue tan emocionante que, una vez más, no siento que pueda encontrar las palabras que describan lo que sentí.
Después de un viaje de 5 o 6 horas con tanta información, es imposible que recuerdes todo pero igual vives mucho, así que esas son algunas de las tantas cosas que he podido ver y son las que más fácilmente puedo poner en palabras. En lo personal respeto, doy gracias y disfruto la posibilidad de ver el lado fungi de las cosas, con lo absurdo y lo esencial de la experiencia humana.

Desde el lugar en donde me abro a compartir todo esto, pido mucho respeto y conciencia a quien esta experiencia le pueda llamar la atención. Si este texto te hizo click, no dejes de buscar más información al respecto y de consultar con algún acompañante o persona que se dedique de manera profesional al acercamiento de la psicodelia y la medicina ancestral.
1. Algo para tener presente
From Nothing to Something. Un video que nace de una investigación colectiva sobre la magia transformadora —la alquimia especial de los sentidos, la creatividad y la acción— que es la inspiración.
Según el diccionario de inglés, la inspiración es "un estímulo mental para hacer y sentir algo" y esta animación se hace eco de que las emociones son un poderoso catalizador para crear nuevas obras. Tenlo presente: para tí, un maravilloso proceso creativo en todo el 2024.
2. Algo para ver y aprender
Hay dos documentales —entre tantos otros— que recomiendo ver y que son relativamente recientes. FUNGI: Web of Life (2023), narrado por Björk y Fantastic Fungi (2019), narrado por Brie Larson.
En este último participa Paul Stamets, una suerte de tío-abuelo micólogo, investigador, escritor y apasionado por el planeta Tierra que vale la pena seguir por Instagram. De hecho, si buscas en Google el significado de Micología, aparece en 3 de las fotos.
Ambas piezas audiovisuales muestran a los hongos como el personaje principal en la historia de nacimiento, muerte y renacimiento de la naturaleza para descubrir que la vida tal como la conocemos simplemente no existiría sin ellos.
3. Algo de una artista
"Anatomia do Abraço" de Luna Lu, es una pieza hecha en cerámica expuesta en el 2016 en el Museu de Arte Contemporânea do Paraná. Esto es, básicamente, lo que me intentó explicar mi sueño como una de las cosas más importantes que tenemos que hacer en la vida con quienes queremos.
4. Algo que me compré
Hace unos meses pedí por Temu un rollo de stickers en forma de estampillas con la temática de honguitos.


Lo subí en mis historias diciendo que cuando compartiera el newsletter fungi habrían señales y pues, ¡llegó la correspondencia! Trae como 5 metros, hay de varios diseños lindos y pagué $3. Win.
5. Alguna cuenta
Todo es bello y __we_love_you_ ☁️🍄🌞
Puaffff! Amo absolutamente todos sus videos pero mi favorito hasta ahora es este.
6. Algún podcast
Allá por el 2019-2021 frecuentaba escuchar a Yannina una vez por semana. Adoro que siga grabando con la misma constancia y que tenga tantos más episodios de Sabiduría Psicodélica al alcance de cualquier curioso.
Para alguien como yo que no tuvo la voz de una amiga experimentada en el asunto, este episodio en especial lo sentí muy cercano. Lo volví a escuchar antes de compartirlo y redescubrí que nuestras primeras experiencias fueron en lugares cercanos y que, también, hubo la misma respuesta por parte de nuestras mamás, entre otras sincronías espectaculares.
7. Alguna frase
Aplicable a muchas cosas en la vida hechas con constancia.
8. Alguna herramienta
Nada que ver, porque en los sueños no tenemos la necesidad de lavar la ropa pero como en la vida real sí, te comparto este hack que Guido me enseñó hace unos días sobre los confusos símbolos de cuidado en las etiquetas de ropa.
Si tienes iPhone, a partir del iOS 17 puedes sacarle una foto a la etiqueta en donde se vean los símbolos con claridad y usando la app de Photos podrás escanear el cuidado que necesita la prenda. Sólo necesitas buscar la imagen en tu galería, deslizar hacia arriba y pulsar donde dice “Look Up Laundry Care“. Puedes encontrar más información este este artículo.
9. Algún libro descargable
Te comparto la versión en PDF de Entangled Life: How Fungi Make Our Worlds, Change Our Minds & Shape Our Futures por Merlin Sheldrake, y otros muchos libros sobre el tema que he ido guardando.
Your Psilocybin Mushroom Companion por Michelle Janikian
A Really Good Day por Ayelet Waldman
The Doors of Perception por Aldous Huxley
Sacred Knowledge por William A. Richards
Breaking the Habit of Being Yourself por Joe Dispensa
The Wild Kindness; A Psilocybin Odyssey por Bett Williams
The Cosmic Game por Stanislav Grof
Food of the Gods por Terence McKenna
Good Chemistry por Julie Holland
Psychedelics & Spirituality por Thomas B. Roberts
The Psychedelic Explorer's Guide por James Fadiman
Zig Zag Zen por Allan Badiner
Trip: Psychedelics, Alienation and Change por Tao Lin
10. Algo para escuchar
58 minutos de soniditos de la naturaleza y algunas campanitas, junto a un montón de otros videos que podrás encontrar en el canal de Sound of the Dawn, que te acompañaran cuando decidas relajarte.
Si planeas tener algún viaje en hongos, te recomiendo que hagas una selección de la música que vas a querer escuchar, porque será lo único constante y el cable a tierra de vuelta a la realidad.
Que lo que sea te inspire,
Gracias a Elena Sánchez, Caps Briceño, Ma. Virginia Flaviani, Nina Chirinos, Valentina Valenzuela, Nicole Galiano, Sarah Caballero, Andrea Finol y Maga Villareal por el apoyo a #LQSQI.